Patagonia

Incluído –con el título "Patagonia en la imaginación literaria"– en "Patagonia Andina: La inmensidad humanizada", libro del Museo Chileno de Arte Precolombino, Nov 2007.

 

En primer lugar, un nombre. Como Sahara, Amazonas, Alaska o Siberia. Luego una distancia: no se puede ir más lejos. Enseguida un espacio: grandes cielos, pampas, canales vacíos. La frágil canoa fueguina no hace más que destacar esa soledad y vacío. Finalmente, una metáfora. "Sólo la Patagonia conviene a mi inmensa triteza", dirá el poeta Cendrars. Melville la usa como adjetivo: "Mil visiones patagónicas".

Un autor imaginativo cuyo nombre no conservamos, escribió en 1512 una novela de caballeria llamada Primaleón de Grecia, un best seller. En un episodio el paladín enfrenta a Patagón, gigante primitivo vestido con pieles y por supuesto lo vence. A pesar de sus horribles gritos, Primaleón lo embarca como regalo para una reina.

En 1519, Magallanes decide llevar este grueso libro para un viaje largo alrededor del mundo. En una playa de Sudamérica encuentra un alto tehuelche y lo bautiza –como no– Patagón. Decide embarcarlo como presente para Carlos V. El gigante ruge como animal y finalmente muere por el camino. Todo esto lo anota y publica Pigafetta, el cronista de a bordo.

Éste es sólo el comienzo de una cadena de mitos y realidades en que participan escritores y aventureros. La literatura lanzará a los empresarios a estas tierras lejanas y sus toscos relatos estimularán la imaginación de nuevos poetas. Desde Pigafetta a Shakespeare y de éste a Chatwin, desde Hernando de Magallanes a la Empresa Nacional del Petróleo, la historia de la Patagonia ha sido un diálogo entre la palabra y la acción. Es un diálogo que no ha terminado y que ha inventado un amplio territorio donde caben todos los sueños y todas las pesadillas.

Porque lo que llamamos vida es un tejido –hilos entrelazados– y si eliminamos las hebras del mito, se deshace también la realidad. Esto es así en todas partes y ha sido así siempre, pero los grandes espacios y el aire transparente de la Patagonia hacen el fenómeno más evidente que en ningún otro lugar.

   
     
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1- Río Baker. Patagonia chilena, 1997.
2- El capitán Byron con una gigante patagona, c. 1765..
3- Marinero inglés con gigantes patagones, 1769.
4- Tierra de patagones, en un mapa de 1562.
5- Indio patagón, Punta Arenas. © Fernando Gárate, 2008.