Futuro de la formación médica

Publicado con el título "Los profundos cabios en el escenario médico" en Revista Qué Pasa, Edición Especial, Noviembre 2007.

 

Los cambios que están ocurriendo en la educación médica son fenómenos globales. El aumento en el número de escuelas, la necesidad de garantías de calidad, el financiamiento, las migraciones masivas de profesionales, la necesidad de contar con herramientas para manejar grandes cantidades de información, la redefinición del "médico general"… ninguno de estos importantes fenómenos es exclusivamente chileno.

De todos, el aumento en la oferta de Escuelas de Medicina es probablemente el que está induciendo más cambios en la formación médica.

Este aumento es mundial, pero en Chile parece ser más intenso. Chile posee el 1,3% de las escuelas de medicina del mundo. La población de médicos crece seis veces más rápido que la del país. En siete años se habrán agregado 10.000 médicos a un sistema donde hoy ejercen 25.000. Sea cual sea la imagen de la profesión que haya llevado a un estudiante de primer año a ingresar a medicina, la realidad será muy distinta para cuando egrese.

El aumento en el número de escuelas no sólo acarrea competencia por postulantes y recursos (docentes, campos clínicos, fondos públicos), si no importantes cambios en la forma en que se enseña medicina. Estos cambios se organizarán en dos polos opuestos y cada escuela deberá ajustarse en ambas direcciones al mismo tiempo: la estandarización y la diferenciación.

La abundancia de escuelas de medicina obliga a garantizar estándares mínimos de calidad tanto al público como a los estudiantes. En esta línea están la acreditación de las carreras y el Examen Médico Nacional. Ambos definen y formalizan aspectos mínimos. También apunta a la estandarización la organización de los currículos a partir de competencias, lo que implica nuevos métodos de entrenamiento y evaluación de las mismas (simuladores, actores entrenados).

Esta necesaria tendencia a estandarizar ciertos procesos básicos deberá llevar a las escuelas a reflexionar más profundamente que hasta ahora respecto a aquellos aspectos que las diferencian de las demás, definiendo este sello, reforzándolo y haciéndolo público.
¿Cómo se diferenciará una escuela de otra en un proceso que tiende a la estandarización? No será el currículo el que haga esta diferencia, es el mismo en todas partes del mundo. Lo que marcará la diferencia será la calidad y compromiso de su planta docente, la relación de esta con sus alumnos y la postura que adopte cada escuela frente a la investigación y al país.

Alimentar de médicos al sistema es sólo uno de los aportes de las escuelas de medicina, pero el aporte a la investigación, a la definición de guías clínicas o su participación en la definición de políticas de salud, por nombrar tres ejemplos, son elementos diferenciadores que requieren una decidida y consciente definición por parte de las escuelas.

Del balance entre estandarización y diferenciación dependerá cuál sea el lugar que ocupe cada escuela de medicina en un nuevo escenario que es difícil de preveer, pero cuya ocurrencia es un hecho.

   
     
     
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1- Médico rural, por Eugene Smith, 1948.